Casi todas las órdenes se dan desde la pantalla táctil capacitiva, que es capaz de entender gestos complejos. Las técnicas de interacción del iPhone hacen que el usuario sea capaz de mover el contenido arriba o abajo simplemente con tocar un botón cualquiera. Por ejemplo, para aumentar o reducir el zoom de imágenes y páginas web se puede pulsar con dos dedos y alejarlos a modo de pellizco. De forma similar, el movimiento del botón hacia arriba o hacia abajo de la pantalla imita la rueda de un ratón de PC. Ya que la fricción activa este movimiento, la página decelerará hasta detenerse si no se mantiene el contacto con la pantalla. Así, la interfaz simula la física de un objeto real en 3D. Hay otros efectos visuales, como deslizar subsecciones de derecha a izquierda, desplazar de arriba abajo los menús del sistema (como por ejemplo, la sección de «favoritos»), y los menús y widgets a los que se puede dar la vuelta y que muestran opciones de configuración por detrás.
El visualizador responde a tres sensores. Un sensor de proximidad apaga el visualizador y la pantalla táctil cuando se pone el iPhone cerca de la cara para ahorrar batería y prevenir que algún botón se pulse accidentalmente al contacto con la piel de la cara y la oreja. Un sensor de luz ambiental ajusta el brillo del visualizador, lo que además de proteger la vista ahorra también batería. Un acelerómetro de tres ejes detecta la orientación del teléfono y cambia la pantalla según esté colocado.6 Se puede ver fotos, páginas web, y portadas de discos en horizontal y en vertical, desde todos los sentidos, pero los videos sólo pueden visualizarse en horizontal y en un único sentido, con el botón de inicio a la derecha.7
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